Mi padre Fiergron y yo decidimos tomarnos un día juntos en el lago y allí estábamos los dos, mi padre acostado sobre el pasto y yo recostada en él cerca de las hermosas y cristalinas aguas del lago, allí nosotros nos relajamos, hablamos y hasta reímos, en verdad la pasábamos muy bien….las horas trascurrieron y ahora era de tarde pero todavía faltaban varias horas para ser las 6 p.m.
De un momento a otro los dos caímos dormidos allí sintiendo la suave brisa, escuchando el arrullo de las hojas de los árboles moviéndose y el canto de las aves, estábamos en lo que podría llamar nuestro lugar favorito.